AL BORDE DEL ABISMO

Al borde del abismo me encuentro. Los dedos de mis pies flotan en la nada de ese enorme agujero que se abre, como una inmensa boca sin dientes, ante mi. El viento mueve mis ropas y mis cabellos, impidiendo que con su fuerza mi cuerpo caiga en el interior del pozo.
Las lagrimas que a menudo llegaban a mis ojos, ya han cesado de aparecer. El llanto ya ni si quiera acude en mi consuelo. Se ha artado de aparecer. La yerma, grisacea y esteril tierra, que la parte de mis pies que ya se hunden en la nada, pisan me recuerda vivamente mi corazón solitario. Alzo un puño a mi pecho y mis parpados caen dejando la oscuridad aterciopelada. Si, aún siento, como mi corazón late. Mis labios sonrien con una mueca burlona. El alma se revuelve inquieta. ¿Por qué lates aún? le pregunta al corazón¿por qué insistes en vivir?. ¿Qué te ha dado la vida para que sigas con este enorme peso que a veces te comprime?.
El corazón sonrie al alma que le mira con ojos de desesperanza y angustia.
¿Por qué? me preguntas. Realmente no tengo explicación para tu cuestión. Pero preguntate a ti misma ¿Por qué esa desesperanza? ¿A caso el sol deja de brillar? ¿A caso las estrellas por la noche dejan de emitir su luz? ¿A caso el mar se deja amedrentar por el hombre?. No. Hay que seguir y continuar con la misión encomendada por el destino, llamalo dios si quieres o lo que tus creencias te dicten. Pero siempre ten en cuenta que en algun lugar, en alguna parte, alguien te espera, y aúnque nunca logres encontarle alli estará y podréis sentiros el uno al otro. Puedes llamarlo amistad, amante, marido o hermano. Por eso es por lo que debemos luchar y continuar. Cierto es que sufriremos, ya sea por el dolor de la soledad, como por la tirania del desprecio, pero siempre alguien estara alli para cuando tu estes solo, desesperado, triste y con ganas de abandonar, el o ella bajara su mano y con una sonrisa te ayudará a salir.
El alma por primera vez se asombró. Pero era tal su pena que abandonó al corazón en su latir para continuar amargandose en su soledad. El corazón entonces dejó de latir por un momento, pensando en el pesar del alma, pero se dijo, debo seguir, para que ella pueda verme y un dia de estos tenga el valor de ver mi mano que se alza ante ella.
En ese momento abrí mis ojos, una palabra me sobresaltó y me giré dejando el gran abismo a la espalda. Alguién me habia tendido su mano y me sonreia. ¿Seré capaz de como el corazón de seguir latiendo? ¿O por el contrario seré como el alma y me arroparé en el pesar de la soledad?